domingo, 27 de mayo de 2012

OPTIMI OLEI EMPORIUM

Antiguamente, antes de que el regadío llenara nuestras campiñas de cultivos de verano, la denominada trilogía mediterránea –viña, cereal y olivar- era la que imperaba en el campo. Puente Genil destacó desde finales del siglo XIX por la calidad de los aceites, gracias a la labor, entre otros, de Emilio Reina Montilla. Era lógico esta dedicación especial al olivo, pues las tierras de labor de nuestro pequeño término municipal no podían competir con las feraces campiñas de Córdoba y sus alrededores, grandes productoras de cereal. En cuanto a vinos, si bien siempre ha habido en la Puente buenos caldos, la preponderancia de Montilla y Zapateros –que así se denominaba Moriles hasta 1912- era abrumadora. Por ello, con las innovaciones y el cambio de mentalidad que D. Emilio había traído a la zona, se creó un entramado de molinos aceiteros que dieron fama a estos pagos. Prueba de ello son los innumerables premios que en España y el extranjero obtuvieron nuestros aceites. Como botón de muestra, diremos que en julio de 1909 obtuvieron los de Morales y compañía el gran premio, hoja de honor y medalla de oro en la Exposición de Milán. La larguísima lista de premios hizo que la Asociación nacional de olivareros concediera a Puente Genil el título de OPTIMI OLEI EMPORIUM –El mejor emporio del aceite-. Este título, único en España, fue aprobado en la reunión de la Asociación de fecha 15 de octubre de 1935. El 3 de enero de 1936 fue comunicado al Ayuntamiento. El acto protocolario tuvo lugar el 10 de enero de 1936. Ese día se desplazaron a nuestro pueblo los miembros de la comisión de la Asociación Nacional de Olivareros. Tras visitar varios molinos –los de D. Manuel Reina Noguez, D. Agustín Espuny Fonollosa y Morales y compañía- se dirigieron al salón de plenos del ayuntamiento para hacer la entrega oficial del título. La fotografía que mostramos, de gran valor histórico, inmortaliza ese momento. En ella podemos ver, entre otros, a D. Manuel Reina Noguez, D. Antonio Rodríguez Carrascosa –presidente de la Asociación-, D. Pedro Solís –secretario de la misma-, D. José Flor Carvajal –secretario del ayuntamiento-, y D. Antonio Romero Jiménez –alcalde de Puente Genil, situado en el centro de la foto-.

Puente Genil contó con este lema en su símbolo heráldico hasta 1985. En ese año, debido a la presión de pueblos cercanos que comenzaban el desarrollo de sus industrias oleícolas, se decidió retirar del escudo la inscripción. Un título ganado con todo merecimiento pasaba al olvido por culpa de unos políticos locales que no supieron ver que con ese gesto se estaba borrando de un plumazo una historia llena de esfuerzos, desvelos industriales y prestigio para nuestro pueblo. En 2008, la nueva legislación autonómica obligó a que las entidades locales inscribieran sus escudos y logotipos de forma oficial para evitar duplicidades y errores. Así, el equipo de gobierno de esos momentos, con Manolo Baena a la cabeza, decidió que al inscribir el escudo de Puente Genil era de justicia que apareciera el viejo lema. Así se hizo y así consta. Según la Resolución de 12 de diciembre de 2008 de la Dirección General de Administración Local, se admite la inscripción en el Registro Andaluz de Entidades Locales del escudo y logotipo del municipio de Puente Genil (Córdoba), según el expediente número 025/2008/SIM.
Un final feliz para una historia que honra el esfuerzo de nuestros abuelos y que debería ser ejemplo para todos. Agradecimientos: a mis hermanos Jesús María Ruiz García y Andrés Cejas Delgado. Ellos me han facilitado algunos de losd atos y documentos de este artículo.

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