Hemos pasado una Semana Santa atípica. Por lo tardía, ya que sólo habrá un año que supere al actual y en el que San Marcos será Domingo de Resurrección (2038). Y por las lluvias, que han provocado que no hubiese procesiones Jueves, Viernes y Sábado Santo. Según dicen los viejos del lugar, sólo los años de la Segunda República en los que el gobierno de la Nación estaba formado por elementos radicales de izquierda (aclaro lo de izquierda no por señalar tendencias, sino porque había un partido llamado Radical, de Lerroux), se quedaron los santos sin salir Jueves y Viernes (entonces no había procesiones el Sábado Santo). En los años de la fratricida contienda civil se agruparon todos los santos de Miércoles y Jueves en la mañana del Viernes Santo con los titulares del día. La noche del Viernes Santo salieron los habituales: Angustias, Santo Entierro, Santa Cruz, San Juan y Soledad (por ese orden que tendía a ser cronológico con los hechos de la Pasión)[1]. El resto de los años sólo en días aislados por causa de la lluvia se han quedado en sus ermitas.
Antiguamente, dado que las cofradías no tenían el lujo ni el rico patrimonio actual, era más fácil tomar la determinación de salir en procesión. Hoy día es una decisión difícil y arriesgada, pues es mucho lo que hay en juego. Además, los santos están en sus ermitas todo el año y podemos ir a rezarles cuando queramos. Aunque es una pena esperar un año para no ver a tu Tutelar en la calle, hay que ponerse en la piel de los que tienen que tomar las decisiones.
Siempre hemos pensado que, dentro de la iglesia, bajo el Arco o en el Calvario se había interpretado la Diana en la mañana del Viernes Santo. Mas, hace unos días, encontré un artículo en la revista El Aviso, fechado 13 de abril de 1928, en la que nos relata D. Baldomero Giménez que ese año, debido a las lluvias, no hubo Diana. Aunque llovió, las procesiones salieron de forma rápida. Os dejo que seáis vosotros mismos los que podáis disfrutar del relato en el que nos da detalles interesantísimos, la mayoría de ellos de costumbres desaparecidas[2].
Vayan desde estas líneas mis abrazos más sinceros a los cofrades mayores y presidentes que, asumiendo las críticas destructivas, tiene el valor de poner por encima de los deseos la cordura y el bien del patrimonio cultural y religioso de nuestro pueblo.
[1] Estos datos están recogidos en el libro Medio Siglo de Semana Santa en Puente Genil: 1959 2009, publicado por la Corporación La Espina, en el artículo correspondiente a la música de la Semana Santa, que yo mismo redacté.
[2] Han desaparecido el Sermón del Paso (que se celebraba en un balcón del ayuntamiento o de la casa de la Eléctrica de El Chorro, hoy de la familia Villafranca), el paso del Jueves santo por Santa Catalina (aunque algunos años atrás se instauró de nuevo, se volvió a quitar) y el paso de los grupos de picoruchos, banderas y estandartes por la calle de la Plaza el Viernes Santo cuando se dirigían a la ermita del Dulce Nombre en perfecta formación)