lunes, 27 de junio de 2011

LOS SUCESOS DE NOVIEMBRE DE 1918.

                El de 1918 fue un año difícil para Puente Genil, en el contexto de un Mundo convulso azotado por la Gran Guerra (que tocaba a su fin) y la Influenza o pandemia de Gripe Española.  Ésta última asoló el planeta y se llevó por delante a cerca de 21 millones de personas, según dicen las estadísticas.  La enfermedad no se originó en España pese a ese nombre, sino en Estados Unidos, en marzo de 1918.  Pero debido a la censura que la guerra impuso a los bandos en contienda, sólo nuestro país, neutral en aquella gran carnicería, permitió que los periódicos hablaran abiertamente de víctimas y extensión del virus. 
La guerra fue responsable  del enriquecimiento de muchos empresarios e industriales que aprovecharon la ingente demanda de materiales y manufacturas para equipar y abastecer a los ejércitos.  Esa gran demanda provocó una extrema situación de penuria en las clases obreras y necesitadas, ya que las producciones se vendían a elevadísimos precios en el exterior y se desabastecía el mercado interior.  El poco producto que se ofrecía era caro y de bajísima calidad.  Hubo auténtica necesidad de géneros tan básicos en la época como el trigo, azúcar, carbón, lana, etc., es decir, elementos imprescindibles para la subsistencia de las clases trabajadoras e, incluso, medias.
                En Andalucía los jornaleros del campo se pusieron, lógicamente, en pie de guerra, pues los jornales que se pagaban (sobre tres pesetas y con alta proporción de destajo) no eran suficientes para adquirir los productos de primera necesidad.  Se convocaron huelgas por todos los rincones de nuestra región con resultados desiguales.  En el caso de Puente Genil la paz social se alcanzó cuando obreros y patronos se reunieron en una especie de sindicato unificado (parecido de lo que después sería el sindicato vertical durante el Franquismo) y cuyo precursor había sido el Círculo Católico de Patronos y Obreros que fundaran en 1903, entre otros, José Melgar Paladín, Francisco de Paula Ortega Montilla, nuestro inmortal vate Miguel Romero, etc.
                Pero para llegar a ese acuerdo hubo que pasar por situaciones de violencia extrema con el resultado de muertes.  O, más bien, la violencia dio lugar a que las partes en conflicto se pararan a reflexionar sobre la conveniencia de llegar a un acuerdo que iba a ser, a todas luces, beneficioso para unos y otros.  Todo esto ocurrió los días 5 y 6 de noviembre de 1918.  La síntesis de los acontecimientos fue la siguiente: hubo una serie de revueltas alentadas desde el Centro Obrero de Puente Genil (o lo que es lo mismo, desde la casa del pueblo del Partido Socialista).  Las mujeres de los obreros se hicieron partícipes de la huelga convocada, sacando por la fuerza a las sirvientas de las casas para que secundaran el paro.  Un incidente con la Guardia Civil (que se limitó a defenderse ante la avalancha que se le venía encima) provocó que los exaltados que siempre existen (lo hemos visto en las manifestaciones convocadas en mayo - junio de este año por los denominados “Indignados”) aprovecharan el revuelo para disparar.  El resultado fue un muerto, un obrero llamado Manuel García Pérez, y el cierre de la Casa del Pueblo de Puente Genil.  Aunque los obreros decían lo contrario, se demostró que la Guardia Civil actuó con mesura.  Prueba de ello es que Joaquín García Hidalgo Villanueva, líder socialista de nuestro pueblo, se desmarcó de la Casa del Pueblo y se dio de baja de la asociación socialista de Puente Genil, indignado por el manejo de líderes exaltados.  Gabriel Morón, el secretario general del Partido Socialista de Puente Genil, culpó al Alcalde de todo.  Se demostró que no tenía razón, en el momento en que se creó La Casa de Todos, asociación de carácter gremial que unió a patronos y obreros por algún tiempo.  Pese a todo, Morón publicó un panfleto incendiario en el que mostró su disconformidad con las medidas tomadas por la autoridad.
Transcribo lo relatado por D. Baldomero Giménez en El Aviso de fecha 6 de noviembre, en el que publicó un especial con la secuencia de los hechos:

LOS SUCESOS DE AYER.
No nos ha sorprendido.  No hace mucho tiempo lo decíamos ene estas columnas: cualquier día es bueno para que en las calles de Puente Genil se derrame la sangre.  Ya se ha derramado; ya estarán satisfechos los directores del movimiento.
Y como dijimos que sucedería, se pretenderá ahora echar la responsabilidad a la fuerza pública; pero como testigos oculares que hemos sido de la refriega, honradamente declaramos que jamás hemos visto a la fuerza pública ni más comedida ni más reacias en adoptar resoluciones extremas.
Desde que anteayer por la mañana comenzaron los escándalos, presumíamos que algo grave iba a pasar, y tenemos el sentimiento de haber resultado profetas.
Y es que cuando se pretende traspasar los límites del derecho empleando la fuerza se puede suponer y augurarlo todo.
El martes por la mañana nutridos grupos de mujeres, empleando el más grosero de los lenguajes, de grado o por fuerza, y de casa en casa, pretendían y lo lograban en muchas, sacar a las criadas para que por la fuerza solidarizaran con los trabajadores del campo que, así como otras veces han tenido a su lado gran parte de la opinión, en la ocasión presente les faltaba ambiente, porque han pretendido imponerse de una manera tan arbitraria como mal dirigida.
Las autoridades y la fuerza pública, lograron hacer desistir de su actitud a las mujeres y, aparentemente se calmaron los ánimos.
Por la noche e reunieron los propietarios y nos aseguran que le dieron al Sr. Alcalde un voto de confianza para que se entrevistara con los obreros y cambiaran impresiones y expusieran sus deseos.  Los obreros pidieron un permiso que les fue concedido para celebrar un mitin.  Cuál no sería la sorpresa del público, cuando ayer de mañana comenzaron nuevamente a ejercer coacciones las mujeres, y estos actos fueron los que ocasionaron la catástrofe.
Según nos aseguran, en la calle Madre de Dios había un buen número de mujeres coaccionando a las criadas, cuando acertó a pasar una pareja de la Guardia Civil montada, a la cual insultaron las mujeres, y, la pareja, por prudencia, después de un simulacro de carga, se trasladaron a la calle de D. Gonzalo; pero como circuló la noticia de que había sido herida una mujer, hombres y mujeres bajaron del barrio alto, por la calle de Romero unos y por la Calzada otros, cogiendo en medio a la mencionada pareja que se vio entre dos fuegos, y ante los insultos y frases soeces de las mujeres e increpaciones de los hombres, se vieron precisados los guardias a hacer fuego, disparando al aire los Máusers.  Y decimos disparando al aire, porque si los guardias hubieran disparado a los bultos, hubiera quedado sembrada de cadáveres la calle de D. Gonzalo.
Pero como por muy buenos deseos que haya por parte y parte, es imposible mantener un criterio constante, en tales condiciones, una bala alcanzó a un revoltoso, quien se encuentra moribundo en el momento que escribimos las presentes líneas.
Según uno de los médicos que lo han asistido es imposible que viva, pues tiene el muslo derecho atravesado por un balazo que le produjo una grande hemorragia.  Tiene fracturado el hueso y una importante vena, y en opinión de los médicos es muy difícil que se salve.  También hay otra mujer herida.  La precipitación con que escribimos estas letras nos han impedido averiguar los nombres de los heridos.
El Centro Obrero ha sido cerrado y se nos asegura que una comisión ha ido a Córdoba para protestar de la arbitrariedad del cierre; pero esto no debe ser verdad, pues por muy torpes que sean los directores de ese centro, deben de saber que el Alcalde tiene autoridad suficiente para cerrarlo, y más en las circunstancias actuales.
Para hoy a las diez hay citada una comisión de obreros para que exponga sus deseos y ver la manera de solucionar el conflicto.  Pero nosotros preguntamos ¿qué conflicto?
Hasta el presente nadie sabía que hubiera huelga.  Solo hemos sabido que grupos de mujeres coaccionaban a las sirvientes para que abandonaran las casas donde prestaban sus servicios, y que debido a la actitud levantisca de esas mujeres, amparadas y acaso alentadas por los hombres, ha estallado la catástrofe que ha costado la vida a un hombre (porque seguramente habrá muerto cuando el presente llegue a manos de nuestros lectores) que ha señalado una página sangrienta la Historia de nuestro pacífico y honrado pueblo.
Los que solo odios y rencores tienen para todo el mundo, pueden estar satisfechos.  Han logrado lo que se proponían, sin obtener un positivo beneficio, pues lejos de sumar elementos a su causa, impopular en esta ocasión, se les restarán importantes factores que ya han tomado (nos consta) la determinación de separarse del Centro Obrero, dando con esto un voto de censura a los que tronando a diario contra los atropellos e injusticias, se convierten en injustos atropelladores cuando lo estiman conveniente.
Hemos visitado el lugar de la colisión, y hemos podido ver en la calle Delgado Parejo, en la casa de D. Luis Leiva Morales, un balazo que atravesó la persiana del primer balcón; otro que entró rompiendo los cristales de la parte inferior del cierro del balcón segundo, y un tercer balazo grabado en el quicio de la puerta de la accesoria.
En la misma fachada y a medio metro de la puerta de D. Francisco Reina Montilla hay la huella de otro balazo que por los vestigios se supone de un proyectil de grueso calibre.
A la hora que escribimos estas líneas (diez de la noche) reina absoluta tranquilidad.
Veremos qué sucederá.  Ojalá no ocurra nada.

A continuación reproduzco el documento publicado por la Casa del Pueblo de Puente Genil, firmado por Gabriel Morón:

 NOTA: PARA VER BIEN ESTE DOCUMENTO, PICAR SOBRE E MISMO UNA VEZ.  CUANDO APAREZCA EN UNA VENTANA APARTE, VOLVER A PICAR.

Continuará
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
- Díaz del Moral, J; Las agitaciones campesinas del período bolchevista 1918-1920.  Editoriales Andaluzas Unidas, Motril, 1985.
-  Ubieto, Reglá, Jover, Seco; Introducción a la historia de Espana, Teide, 1986.
/ Gimenez Luque, Baldomero, El Aviso de 6 de noviembre de 1918.

viernes, 10 de junio de 2011

ESCENAS DE LA RETAGUARDIA DURANTE LA GUERRA CIVIL

             Además de controvertido, por las reacciones y sensibilidades que puede “mover”, el tema de la Guerra “Incivil” de 1936 1939 es apasionante desde el punto de vista histórico.  Aunque todavía es pronto para hacer una revisión seria y escribir de forma veraz y apartidista sobre los sucesos acaecidos en Puente Genil (todavía hay personas que tienen cicatrices y malísimos recuerdos de esa aciaga época), sí es hora de ir acumulando material archivístico para que, dentro de unos años, los historiadores tengan una base científica y suficientes datos para hacer una reconstrucción fidedigna de los hechos sin que en la misma haya “buenos y malos”.
                Puente Genil, por su estructura social y económica, sufrió los horrores de la represión más que los propios de una batalla en regla.  Por ambos bandos.  Por el Republicano durante los diez últimos días del mes de julio de 1936 (tiempo en el que un numeroso grupo de milicianos de distinta extracción vino de Málaga y horrorizó con sus crímenes, robos, quema de templos y de patrimonio, etc.).  Por el rebelde, a partir de esa fecha y hasta bien entrada la década de los cuarenta.  Diez o doce años en los que los fusilamientos indiscriminados, primero, y los encarcelamientos y deportaciones, después, sembraron la injusticia, la desolación, el desamparo y el miedo en muchas familias de nuestro pueblo.
                Ya publiqué hace tiempo el relato de la toma de Puente Genil por los republicanos el 20 de julio del 36 y por la columna de comandante Castejón el 1 de agosto de ese año.  Una vez afianzado el poder de los “Nacionales” en la zona, comenzó a funcionar la maquinaria del nuevo Régimen en el que, en un principio, y tras el Decreto de Unificación de Falange Española de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista) y de los Tradicionalistas, comenzó a llevarse a cabo la revolución social y económica que predicara José Antonio Primo de Rivera, el Gran Ausente, como era denominado.  Esta revolución comenzaría por la integración del proletariado en los sindicatos verticales para acabar con la lucha de clases y un amplio programa de reformas sociales que alcanzaron su desarrollo (con mayor o menor acierto, según los casos) una vez terminada la guerra.
                Los casi tres años que duró la contienda fueron, como en el resto de las dos Españas, duros para nuestro pueblo porque aún estaban sangrantes las heridas de la lucha que ya hemos comentado del verano del 36, eran constantes las denuncias injustificadas (muchas veces por afán de venganza), angustiosas las noticias que llegaban del frente y muchas las carencias provocadas por la lógica “economía de guerra”.  Hay que apuntar dos cosas con respecto a estos dos últimos temas.  Primero, que aunque los años de la guerra fueron de escasez, cuando ésta se notó realmente fue al terminar la contienda por razones que no entran en este artículo.  Y segundo, la mayoría de los hijos de Puente Genil sirvieron, por lo menos al principio del Alzamiento, encuadrados en el Primer Batallón Bandera de F.E.T. de las J.O.N.S. de Córdoba, la denominada “Bandera de López Tienda” (este militar, Joaquín López Tienda, era el teniente coronel jefe de la 2ª Media Brigada de la 22 División) , que desarrolló sus acciones bélicas en la zona de Los Pedroches.
                Pero las penas de la guerra habían de enjugarse, desde el punto de vista de los nuevos gobernantes, con el ardor patriótico y la exaltación de los valores heroicos y de culto al Caudillo y a José Antonio.  En todos los pueblos se crearon las distintas unidades y jerarquías de FET de las JONS: Frente de Juventudes (flechas y pelayos) para los niños, Sección Femenina para las mujeres y Central y Junta de Ofensiva Nacional Sindicalista para los hombres.  Se organizaron, entre otros,  bandas de cornetas y tambores, servicios de auxilio social,  de gestión municipal y de prensa y propaganda (este último fue creado por el General Millán Astray  que también fundó desde ese cargo Radio Nacional de España).  Las actividades de cada uno de estos servicios, que dotaban a la retaguardia de un engranaje para que la máquina funcionara para ganar la guerra, se revestían de parafernalia, pompa y boato.  Cualquier ocasión era buena para exaltar al Caudillo, a la bandera, al ideario de José Antonio.
                La mejor forma de adentrase en ese mundo es leyendo la prensa de la época.  Desde principios de la guerra comenzaron a publicarse periódicos y revistas de carácter propagandístico en los que se relataban los avances bélicos, los actos sociales de la localidad, etc.  En Puente Genil se fundó, en el otoño de 1936, AMANECER, Órgano de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, que tenía periodicidad semanal.  Este periódico es una buena fuente en la que encontrar respuesta a la pregunta de cómo vivió Puente Genil los años de retaguardia.  El 6 de junio de 1937 se celebró, con toda solemnidad, “El Día de la Falange” en Puente Genil.  Amanecer dio cumplida cuenta del acontecimiento.  Hubo desfiles, misas, bendiciones, discursos, etc.  La lectura de este artículo nos transporta a un tiempo en el que los protagonistas eran nuestros abuelos y bisabuelos.  En el mismo aparecen nombres que todavía nos son, aunque en la lejanía, familiares.  Y se nombra a personajes que han alcanzado en nuestra historia cultural justa fama.  Os invito a que leáis este interesante documento que recibí en una colección de revistas antiguas de nuestro pueblo procedentes de mi tío Francisco Morales Delgado, dueño de la fábrica de aceites y hacienda Santa Elena.
                Se muestran, además del artículo, varias fotografías de los actos.  Especial atención hay que prestar a la que refleja el momento del desfile de los flechas y pelayos por la calle de la Plaza, en la que se ve en primer plano la casa de los Cristalitos íntegra y cómo el pueblo saluda brazo en alto al paso de las centurias.  Éstas iban precedidas por la banda de cornetas y tambores que dirigía el polifacético músico José Arcos Cosano, autor, entre otras de La Matraca y Enriquetilla.  Doy por bueno este dato sobre Arcos, toda vez que me lo facilitó una persona que vivió en primera persona la fundación de esa banda: Joaquín Ruiz Millán.  Su testimonio sobre distintos aspectos musicales de nuestra historia local ha sido contrastado en numerosas ocasiones y ha sido siempre fidelísimo reflejo de lo acontecido.







 

 Desfile de las Centurias por la calle de la Plaza. A la izquierda, la casa de Los Cristalitos


Autoridades presentes en el acto






BIBLIOGRAFÍA:
-           Ubieto, Jover, Reglá, Seco.  Introducción a la Historia de España, Barcelona.  Teide, 1986.
-           Semanario Amanecer, Órgano de la Falange Española Tradicionalista de las JONS, Puente Genil, 1936 a 1939.
-           Losada Campos, A.  Historia de la Villa de Puente Genil.  Madrid, Ediciones Castilla, 1971.

               

domingo, 5 de junio de 2011

BANDA MUNICIPAL NECESITA DIRECTOR


            Las consecuencias de la terrible riada de 1963 fueron inimaginables.  Aparte de las consabidas pérdidas materiales, supuso, como han comentado varios historiadores locales, la puntilla definitiva para el barrio histórico de Puente Genil.  Perdió su antigua hegemonía demográfica y social frente al moderno y funcional ensanche que se inició en el Romeral a partir de las primeras décadas del siglo XX.
                La cultura es un lujo que surge cuando las necesidades perentorias están cubiertas.  No vamos en este blog a fundamentar esta afirmación que se defiende, por lógica, por sí sola.  Por tanto, cuando la economía no funciona, uno de los primeros “damnificados” por los recortes es el mundo de la cultura en general.  Eso fue lo que ocurrió en La Puente en 1963 cuando, sin previo aviso, los músicos que componían la Banda Municipal recibieron un escrito oficial como el que se muestra a continuación.



                Sí, la dificilísima situación económica hizo que el Ayuntamiento decidiera eliminar la banda de música que tanto prestigio había dado a nuestro pueblo.  Una banda que nació en los albores de la Revolución Gloriosa y que fue enterrada el 31 de julio de 1963 con el pleno municipal a que se hace referencia en el escrito.  Por el cargo de director habían pasado músicos de diferente valía y especialidades.  Y todos, salvo el primero, habían llegado avalados por méritos musicales suficientes y el rigor de una oposición (Manuel Medina, primer director que consta en las actas capitulares, fue elevado a tal cargo sin ningún tipo de concurso - oposición).
                Esta afirmación da pie al documento que es el motivo de este artículo.  En 1929, tras varios años de interinidad en el cargo de Jesús Gant Pineda, nuestro ayuntamiento decidió convocar oposiciones a director de la banda.  Para ello publicó en los periódicos las bases de la oposición que se celebró en Córdoba.  A continuación se pueden ve las bases, aparecidas, entre otros, en el Boletín Musical de Córdoba de enero 1929.



Tras reñida oposición, a la que se presentaron cuatro candidatos, obtuvo el puesto D. Rafael de la Torre Brieva, uno de los mejores músicos que han pasado por Puente Genil.  Su labor como director fue más allá de la Banda Municipal.  Bajo su batuta florecieron las estudiantinas y coros en la época del gran florecimiento del Carnaval de Puente Genil.  Sobre su biografía, obra y logros se puede estudiar en la obra que, con motivo del L aniversario de La Espina, publicamos sobre distintos aspectos de la historia de la Semana Santa de Puente Genil.  A continuación ofrezco algunos recortes de prensa en los que se puede ver el prestigio que de la Torre tenía.   

 D. Rafael de la Torre Brieva

Recorte de prensa Diario de Córdoba


Recorte de prensa del Diario de Córdoba


                En próximos artículos publicaré más datos y documentos sobre la Banda Municipal.  Mi más sincero agradecimiento a Antonio García García, archivero municipal de Puente Genil por todos los documentos que me ha facilitado y a Rafael Bedmar López que me dio una copia del documento de disolución de la Banda.

BIBLIOGRAFÍA:
- Varios autores.  Medio siglo de Semana Santa en Puente Genil: 1959 - 2009.  Diputación de Córdoba, 2009.
- Diario de Córdoba.  Enero y febrero de 1929.
- Boletín musical de Córdoba.  nº 11 enero de 1929 y nº 12 febrero de 1929.
- Semanario El Aviso, marzo de 1929.
-Archivo Municipal de Puente Genil - Servicio de Gestión Documental - Plan de Choque 2000 2001, Banda Municipal de Música 1914-1963.